Acabo de ver a un
Pablo, algo tiene esta ciudad con Pablo (el
gallo) que por todos lados me lo encuentro. Nunca veo a un
Paco, un
Armando, un
Leonardo o un
Andrés, no, solo Pablos. Un
Pablo con el cabello lacio caóticamente acomodado, un
Pablo con su camiseta de franela, un
Pablo de piernas delgadas, un
Pablo cuando tenía 8 años, un
Pablo cuando tenía 15 años. Un
Pablo hincha del peñarlo y uno del nacional.
Pablos que no me reconocen y uno que otro
Pablo que si sabe quién soy. Toda la ciudad, de ningún
Marcelino,
Jesus,
Diego o
Juan, solo
Pablo.