Volverán involucradas con vino y palabras felices,
con medias sonrisas de coqueteo,
con el viento frío y la brisa para abrazos,
con nuevas personas llenas de lunares
y antiguas personas lisas y perfectas.
Volverán con lágrimas calladas que nadie escucha,
con algunas cervezas y cacahuates,
con un terrible karaoke,
envueltas de cordura y libertad,
siempre improvisadas, casuales, lejanas.
Volverán con miradas prudentes y miradas indiscretas,
con palabras descriptoras de la realidad,
con sueños y deseos imposibles de vivir,
con mañanas contiguas de chilaquiles y café.
Mil noches como esas están escritas para mí.