Las lágrimas caminan tranquilas y tibias por mi cara, inesperadas.
Tenía tiempo de no llorar por él, había olvidado completamente el extrañarlo.
y hoy, sin aviso alguno, las lágrimas; Detonadas por la ligera sensación de tenerlo a mi lado contrastada con una realidad impenetrable: no está y nunca volverá a estar.
Lágrima lenta y tibia, como la muerte que lo consumió. Inapropiada.
...y apagando cada uno de mis sentidos, apagando cada uno de sus sentidos,
se lo llevó, se lo volvió a llevar.