Extrañamente Karma no sabe hablar del pasado,
inimaginable; pero sólo pronuncia sobre lo hay y lo que viene.
No menciona los errores, los defectos, aquellos momentos;
los recuerda, ella, adentro, guardaditos en su versión de corazón
y nunca los alude, como sí no quisiera contamina el ahora.
Tal vez ha aprendido a nunca compartirlos,
para no tener que lidiar con comentarios o juicios.
Ella sabe lo que pesan, lo que causarán... lo que evitarán...
y no necesita de los enunciados de un hombre embriagado
o de una mujer maquillada para seguir adelante con su faena.
Oh Karma, dulce Karma.
Que llegas, haces, disfrutas y te vas.
No te quedas a ver las fotografías,
nunca deseosa de un café y galletitas.
Invitada de honor que no se sienta a la mesa.
inimaginable; pero sólo pronuncia sobre lo hay y lo que viene.
No menciona los errores, los defectos, aquellos momentos;
los recuerda, ella, adentro, guardaditos en su versión de corazón
y nunca los alude, como sí no quisiera contamina el ahora.
Tal vez ha aprendido a nunca compartirlos,
para no tener que lidiar con comentarios o juicios.
Ella sabe lo que pesan, lo que causarán... lo que evitarán...
y no necesita de los enunciados de un hombre embriagado
o de una mujer maquillada para seguir adelante con su faena.
Oh Karma, dulce Karma.
Que llegas, haces, disfrutas y te vas.
No te quedas a ver las fotografías,
nunca deseosa de un café y galletitas.
Invitada de honor que no se sienta a la mesa.