Y luego sentí que nada estaba bien,
porque llevaba días olvidando que no portaba corazón.
Una bolita de sangre como moronga había taponeado la herida,
Y yo, seguía danzando tranquila.
Y luego sentí que ya nada estaba bien.
La piel se me vino abajo como calcetín viejo,
Nada de mí era como debía ser.
Cositas que pasan cuando uno no pone atención a lo que hace;
Y anda guardando el corazón en lugares secretos.
Y luego ya, simplemente, nada está bien.