Juran, todos los días, no apresurar la muerte;
Pero esperan con el alma que un autobús les haga el favor.
Quieren besos, pero no tienen paciencia para las charlas.
Quieren llevarte a la cama y hacerte gritar.
Quieren tomar café, tranquilos; vivir, lo que les queda por vivir, en paz.
Que tus comentarios no insulten lo que creen.
Que tus creencias resistan sus comentarios.
Que te vayas si te quieres ir, o te quedes, o te duermas o no te duermas;
Porque todo, incluso tú, viene siendo irrelevante.
Sólo ese autobús, con el conductor ebrio, sólo ese importa.