Extraño la luz.
Toda esa luz que se filtraba por mis ojos y me daba tantas ideas.
Esa luz que se comía mi cámara y se imprimía en colores.
La extraño.
Extraño, tanto, la luz.
La luz que nos despertaba, con calma, los fines de semana;
Sin alarmas, sin lugares a dónde ir.
Tanta luz que se colaba por la ventana y nunca nos corría de la cama.
La extraño.