Un trueno enorme lo hizo parar. Lo noté preocupado; supuse que era porque no llevaba paraguas. Le aclaré que seguro llovería, por si todavía tenía oportunidad de regresar a casa y equiparse un poco más.
“No, no, ese ruido. Estuve en Vietnam. Sabías lo que pasaba por el ruido. Ese ruido, artillería pesada. Aviones grandes, con artillería pesada. Si escuchabas algo como ese ruido era que ya todo iba a estar muy mal. Muy mal. Ese ruido era problemas”
Siguió caminando ayudado por su andadera.
Me quedé sentada algunos minutos más; escuchando, a lo lejos, esa guerra en la que nunca me tocó estar.