Hay amores que son dos charlas al año o cuatro cogidas en una vida. Amores que se alimentan de mensajes casuales. Amores que escriben cartas largas.
Hay amores con inicios inesperados, inicios lentos y dulces, con inicios predecibles o aburridos.
Amores que son cada quién con su vida, sus hijos, sus bodas. Amores que fueron poquito y luego puro silencio. Amores que fueron maravillosos por años. Amores que fueron mucho mucho por sólo un verano.
No hay amores malos. No hay amores perfectos. No hay ni un sólo amor que pierdas. Todos conviven en una mesa enorme, comiendo la sopa cálida del tiempo, sonriendo entre cucharadas y guardando silencio.