Cada que escucho un saxofón,
recuerdo tu historia noventera,
esa en la que decías pensar que era el instrumento más sensual.
Yo también lo creía por aquellas fechas,
pero mi madre se negó.
Decía que era una mala inversión…
o tal vez pensaba que era demasiado poder para una chica como yo.
Mis sueños de seducir a todo sexto grado quedaron frustrados.