El calor entra por la venta, por la piel, por lo mente...
Entra y se acumula en mi cuello, en mis piernas, mi voz.
Entra y me hace sudar, pensar, planear.
El calor, nada sutil, hace hervir el caldo de verduras,
hornea el pollo y me reduce a una bestia coqueta.
Un animalito avivado en una espera feliz por que sean 5 pm:
Momento en el que tú decides llegar y el sol opta por irse
(dejando atrás un camino largo de temperatura y deseos).
El calor, que atenta contra el helado de fresa,
y es cómplice de las hormonas;
invade con entrega, día tras día, nuestra casa.
Algún día habrá tormentas y huracanes;
pero por el momento, con este calor adolescente es suficiente