Perdí las palabras interesantes,
quizá las dejé en algún hotel
o se me cayeron de la bolsa mientras caminaba.
No tenían mi nombre, ni mi dirección;
sí alguien las encuentra no sabrá a quién entregarlas...
Tendré que aprender a vivir sin ellas;
y siempre caminar viendo al piso, por sí, tal vez, con suerte,
me encuentro las palabras de alguien más para poder usar.