Ven aquí bella nuez, hermosa almendra.
Vengan aquí y disfruten lo que del día nos queda.
Se acuesta una en lo afelpado entre mis brazos,
la otra se acurruca en lo callado de mi cuello.
Preciosos frutos de este mundo, conmigo compartiendo.
Somos tres recostados, viendo pasar el sol por el cielo;
Pero en realidad soy yo, sólo yo, yo, yo.
Soy yo el dueño absoluto y ellas mi alimento.