Toca mi cuerpo sin desearlo, como alguien tocaría un mueble nuevo pero barato;
Tan sólo recorriendo las orillas, cerciorándose que los de la mudanza no le hayan hecho daño.
Toca mi cuerpo y lo que antes era toda yo se convierte en casi nada.
Un escritorio para salir del paso; algo que, en cuanto haya más dinerito, se cambia.