Ayer hice algo muy raro. Firme no se cuantas hojas con sus respectivas copias (exagero, solo firme dos veces y el papel calca hizo su trabajo) y luego fui a caja para recibir mi sellito.
Y así como así, me salí.
Lo han escuchado bien, me salí de la Universidad. Adiós señora Ibero. Adiós mamá Carlota.
Y pus ya. Cushupu.
Ahora tengo que pedir mi certificado de estudios (esperar dos meses para que llegue), enviarlo junto con los planes de estudio de cada materia, revalidar mis estudios de bachiller, secundaria y creo que hasta primaria en el consulado uruguayo en México, tomar un vuelo, llegar al D.F. posiblemente hacer tramites ahí, tomar un vuelo llegar a San Pablo (Brasil) ir a la estación de camiones (esperar 10 horas), tomar un camión (dormir 30 horas), llegar a la estación de camiones de Montevideo y caminar 3 cuadras en espera de que mi casa de estudiantes tenga una cama para mi. Revalidar mis estudios de bachiller, secundaria y tal vez la primaria en una oficina en Montevideo, empezar trámites para que Uruguay me de mi carné de identidad (o sea convertirme semi oficialmente en uruguaya), inscribirme en la Universidad Católica, estudiar como pendeja para hacer algunos exámenes de revalidación. Y esperar, esperar que todo salga bien.
Pero bueno, si los sueños fueran fáciles de obtener, se convertirían demasiado rápido en realidades como para poder disfrutarlos.
Yo quise Yo hice
Yo quiero Yo hago
Yo querré Yo haré