21 años. Que lindos fueron. Que lindos siguen siendo. Recuerdo tan bien cada mes de este último año, porque cada mes fue completamente distinto.
Un año de pedas con vino, de pedas con cerveza, de pedas con vodka. De hacer nuevos amigos y encontrar a los viejos. De despedidas, llegadas, regresos e idas. De aretes en la nariz y cines porno. Un año de “che, boludos!!”, del pichaje y nuestras pizzas. De charlas en la cocina del 3er piso. De mails tristes y mails estupidos. De ver People and Arts en bikini. De pasar navidad con calor y el año nuevo en Brasil. De tomar mi primera cerveza en Estados Unidos. Un año de no saber si viviría en Montevideo o en Tijuana. Un año de Barsa 3- Madrid 0. Un año de crudas con Samia. Un año de nadar y pensar en nada. Un año tan solo para ser feliz, un año que me ha quitado cosas pero que al final me ha dado más de lo que pude haber imaginado.
El mejor año de mi vida.
Y este último mes creo que va a ser un buen broche de oro.