viernes, octubre 31, 2008

Una que otra confesión.

No, yo no dejo migajas en mi camino, no veo el punto de volver sobre mis pisadas.
Lo rico es perderme, dar vueltas sin sentido por años y luego reír si es que llego casualmente al mismo árbol.
No, no me dedico a robar novios, a comer corazones, a destruir fantasías.
No, no me siento caduca; pero tampoco tengo tiempo para gastar hormonas en faenas inútiles.
Si, estoy hurtando bolsitas de skittles de los dulces para halloweeny.
No, nunca con hombres casados u honestamente enamorados (aunque no queda en mí decirlo: puedes estar tranquila).

martes, octubre 28, 2008

vocabulario para un martes sin chocolate.

El tiempo se suda tranquilo aun cuando uno ni siquiera advierte la temperatura; Se escurre por la espalda, dejando pocas señales de por ahí haberse deslizado.

El miedo, mientras pasan los días, se va entretejiendo hasta formar una colcha larga y relativamente pasiva, la única que algunas noches nos mantiene cálidos.

El espacio, nunca importa; se deja, se toma, se olvida, se borra, se invade, se conquista, se muerde, se explota. Se hace todo con él, y luego uno lo bota.

La soledad es linda, uno se sienta a escribir novelas llenas de perlas y encaje, se dibujan bebés de algodón y casas de azúcar. La soledad trae consigo la brisa, la neblina, el viento y la lluvia.

… pero la esperanza, esas sí que es molesta; Se va arrancando poco a poco de los nervios, dejando atrás residuos de pegamento, llevándose con ella tejidos y recuerdos, nada queda intacto (como cuando uno, frustrado, intenta remover el precio a un regalo).

lunes, octubre 27, 2008

de cacería...

Buscaré cualquier pretexto para esconderme en tu piel;
Para comerte como a una ostra, muerte rápida en la garganta;
Para postrarme en tu cabeza, hacer un nidito pequeño, cálido y eterno.

Buscaré cualquier momento para tomarte una foto con mis ojos sin flash;
Para escribirte una notita en la espalda que nunca puedas leer y nunca puedas borrar;
Para calcar mis lunares sobre tu torso, fotocopia temporal.

Buscaré en tu alacena el escondite ideal;
En tu cama el rincón más callado;
En tu voz el silencio perfecto, para interrumpir y darte un beso.

Saludo.

Hola, soy Amaranta;
Nací en un huracán
y he vivido en un tornado.

jueves, octubre 23, 2008

Claro que pienso en ser madre!!

Pienso en:

Hot cakes con forma de ositos y conejitos.

Cumpleaños coloridos llenos de cupcakes y globos.

Escribir cuentos para cuando cumplan 6 años (cuentos felices, sólo para ellos).

Enseñarles Star Wars del capítulo IV al VI primero, cuando tengan 5 años para que no entiendan nada pero adoren a Chewbacca.

Nunca decirles: Como eres el más fuerte esperamos más de ti.

Si es hija, nunca decirle: Porque él es hombre y tú no.

Si es hijo, nunca decirle: Porque él es hombre y tú no…. (ja ja ja ¡importante!)

Festejar Pascua (aun si no soy religiosa, ni americana), esconder huevitos llenos de regalos divertidos; para cada niño un color, así no hay peleas… y cuando tengan edad, en uno de los huevitos estarán escondidas las llaves para su auto.

No tomarles fotos desnudos de bebés.

Sacarlos temprano de la escuela (algunos días al año) para ir a lugares divertidos.

Los domingos hornear… aprender a hacer todo tipo de pastelitos.

Nunca pedirles que sean fuertes y no lloren (excepto si estan llorando por algo bien pendejo ja ja ja).

Viernes: noche de nachos y películas (buenos nachos, con frijoles, guacamole, crema ácida, super caseros).

Llevarlos a conocer distintas religiones, para que entiendan que hay belleza en todas ellas (o mínimo para que se aburran en los domingos, como todos sus otros compañeros).

Leerles, oh ¡leerles tanto!

Bailar con ellos en la cocina, mientras se termina de hacer la comida.

Tomarles muchas, muchas, muchas, fotos.

Darles tareas qué hacer en la casa, que no sean inútiles.

Pedirles perdón, si una disculpa es necesaria.

Inculcar guerritas de globos con agua…


… muchos, muchos planes para cuando llegue el momento de ser madre.

miércoles, octubre 15, 2008

Tijuana, realidad y ficción.

Fui lo último que Carlos Antonio (el primero) vio, quería decirle: Adiós; quería a decirle: Lo siento; quería decirle: Resiste; pero el ladrido de los balazos me hizo cerrar la boca y los ojos, me hizo pensar en mi padre, en mi madre, en mi hermano y su falta de felicidad; me hizo pensar en Jesús (el abuelo, el que hace algunos meses murió) y luego pensar en Jesús (mi Jesús, el que despierta feliz). Para cuando mi mente volvió a pensar en Carlos Antonio las lágrimas ya recorrían mi cara al mismo estilo de riachuelo que la sangre usaba para peregrinar sobre el piso: líquidos cálidos, silenciosos, y rápidos.
Tirada en el piso, acurrucada en un charco de mi propio sudor (en efecto había sido un día perfecto para comer mariscos), lloraba muda e inmóvil; lloraba por no haberme podido despedir de un hombre que ni conocía, ni conocería alguna vez.
Eventualmente sabría su nombre, su edad, incluso su religión; Pero algunos segundos antes de su muerte lo único que sabía de Carlos Antonio era que sus ojos negros emanaban la misma ternura que los marrones de Jesús (los de mi Jesús, no los del abuelo).
Acostada en el piso lloraba en sigilo por la mujer que nunca más podría sonreírle por la mañana a esa mirada, la que nunca más le tomaría fotos, le daría besos, le pediría perdón; la que nunca más se sentiría completa acurrucada entre brazos amorosos… (Desconociendo que en realidad no existía tal mujer, sino que en su trágico lugar estaba un jovencito llamado Felipe, quien hasta ese día, había sido alegre y despreocupado).
Y luego silencio. El silencio que por unos minutos parecía inexistente en el universo, de repente llegó, impactando tanto como las primeras descargas, desgarrando el aire, avivando el miedo.
El silencio llegó a cubrir la piel y contar los cuerpos. Eran cuatro.
El silencio llegó, después la realidad, la policía, y el vómito… en la noche llegarían las pesadillas.

miércoles, octubre 08, 2008

Enferma.

No puedo pensar, estoy como al 67%...
Cuando llegue a 80% actualizo un poco.

besos.

Capaz

Dice que soy todo el ruido que quiere escuchar. Todo el silencio por el cual quiere ser devorado. Dice que soy un mar profundo, lleno de vid...