No sé qué hacer con los días que nos quedan.
Los veo en mis manos como canicas fragmentadas,
inservibles y punzantes.
No sé cómo unir todas las piezas y asegurar que se queden así.
No sé cómo amarte para que nunca me dejes de amar.
O cómo olvidarte y luego, en 10 años, volverte a encontrar.
Estos días que quedan, los veo como pescados,
en el piso, rogando con convulsiones por su vida.
Y yo inmóvil, rodeada de estos escurridizos moribundos,
en conmoción total; los voz inundada de lágrimas,
la mirada negociado un nuevo contrato,
y nada, y nada. Y muere uno; sus ojos cambian, y muere otro...
Los veo en mis manos como canicas fragmentadas,
inservibles y punzantes.
No sé cómo unir todas las piezas y asegurar que se queden así.
No sé cómo amarte para que nunca me dejes de amar.
O cómo olvidarte y luego, en 10 años, volverte a encontrar.
Estos días que quedan, los veo como pescados,
en el piso, rogando con convulsiones por su vida.
Y yo inmóvil, rodeada de estos escurridizos moribundos,
en conmoción total; los voz inundada de lágrimas,
la mirada negociado un nuevo contrato,
y nada, y nada. Y muere uno; sus ojos cambian, y muere otro...