Un cuervo gordo ha volado al árbol que está frente a mi ventana.
Mientras, en la computadora tus sentimientos se plasman en pequeñas letritas negras...
intentamos tener una conversación casual, como las de antes,
cuando me comprabas un café y yo te regalaba malos chistes.
Nuestras conversaciones casuales, nunca son en realidad casuales.
Son intensas o tristes; Conflictivas, caóticas, llenas de opiniones necias.
Siempre han sido así, y ahora, aun con el ruido de la tecnología,
no nos conformamos con una charla rutinaria.
Creo que los cuervos pelean con las ardillas. La ardilla del árbol suelta chillidos
(he descubierto que por cada árbol hay sólo una ardilla como habitante)
No pelean físicamente, eso sería asqueroso; pero discuten.
El cuervo, creo, come las mismas nueces que la ardilla y entonces, por naturaleza, se odian.
Mis letritas (en la computadora) son moradas, siempre he pensado que es un detalle cursi;
pero ayuda a no confundir nuestros argumentos.
En la vida real tu voz es muy distinta a la mía, supongo que tiene que ver con que tu seas hombre y yo no.
El caso es que en la cafetería siempre supimos quién había dicho qué.
El cuervo es grande ¡Pero en serio! Poe seguro tenía a estos cuervos como imagen mental;
viéndolo, entiendo por qué escribió lo que escribió.
También entiendo por qué escribes tú lo que escribes y por qué la ardilla protesta.
La ardilla y tú tienen miedo, el cuervo y yo estamos gordos (chiste malo ¡gratis!).
Mientras, en la computadora tus sentimientos se plasman en pequeñas letritas negras...
intentamos tener una conversación casual, como las de antes,
cuando me comprabas un café y yo te regalaba malos chistes.
Nuestras conversaciones casuales, nunca son en realidad casuales.
Son intensas o tristes; Conflictivas, caóticas, llenas de opiniones necias.
Siempre han sido así, y ahora, aun con el ruido de la tecnología,
no nos conformamos con una charla rutinaria.
Creo que los cuervos pelean con las ardillas. La ardilla del árbol suelta chillidos
(he descubierto que por cada árbol hay sólo una ardilla como habitante)
No pelean físicamente, eso sería asqueroso; pero discuten.
El cuervo, creo, come las mismas nueces que la ardilla y entonces, por naturaleza, se odian.
Mis letritas (en la computadora) son moradas, siempre he pensado que es un detalle cursi;
pero ayuda a no confundir nuestros argumentos.
En la vida real tu voz es muy distinta a la mía, supongo que tiene que ver con que tu seas hombre y yo no.
El caso es que en la cafetería siempre supimos quién había dicho qué.
El cuervo es grande ¡Pero en serio! Poe seguro tenía a estos cuervos como imagen mental;
viéndolo, entiendo por qué escribió lo que escribió.
También entiendo por qué escribes tú lo que escribes y por qué la ardilla protesta.
La ardilla y tú tienen miedo, el cuervo y yo estamos gordos (chiste malo ¡gratis!).