Perdona madre que he hecho mil cosas mal.
He llevado el apellido de mi padre a lugares obscuros.
Dejé que mis labios fueran maltratados
Y no cerré los ojos cuando el mundo me murmuraba “No veas”.
Vi.
Y fui vista.
Ver marcó mi mente. Lastimó mi calma. Ser vista me humilló.
Por meses y meses, todo fue furia y dolor.
Perdona que ahora sólo te pueda dar el resumen de un año de rabia.
Que desde acá no pueda llorar y dejar que me abraces,
No pueda volver a estar bajo tu protección.
Perdona que tal vez sientas que fue algo de esto tu culpa (no lo fue).
Perdona que sólo me queda decirte “Estoy bien, todo está bien”…
Pero en verdad lo estoy (hoy, no es mentira).
Perdona que haya hecho mil cosas mal.
Aprendí de ellas. Salí de ellas… y ahora, soy feliz, lo juro.
Perdona, que no sepa decirte todo esto y que lo escriba en una página que, tal vez, nunca encuentres.
Pero es demasiado.
Es demasiado sentir después de tanto tiempo de vivir entumida.
Prometo un día aclarártelo, cara a cara, mientras tomamos un café.
Te quiero
y sé que me quieres.
Prometo nunca olvidarlo.