Deja que el tiempo te toque,
que la lluvia te ataque,
que los sueños se desprendan y se vayan condensando en el cielo.
Tranquila.
Deja que la vida pase entre tus pies,
Que las lágrimas salgan (o no).
Que los días de despierten y las noches besen tu espalda.
Tranquila.
Espera el momento apropiado
Y, no olvides, que el momento apropiado siempre es ¨¡Ya!¨
Tranquila, respira y salta, siempre salta.
Porque aunque lleves toda esta calma,
Sigues rellenita de caos y energía.
Untada de todas las posibilidades.
Lindura de mujer, tranquila.