miércoles, septiembre 02, 2009

Rarr!

El león duerme entre mis piernas
ignorando mis quejidos;
tranquilo descansa inmune al pánico,
a la adrenalina incrustada a mi piel.

No sé por qué eligió mi apartamento,
mi cama, mis sábanas de 200 hilos,
mis muslos; para dormir su siesta.
No sé por qué no lo sentí llegar.

Soñaba con guerras y serpientes,
lloraba por amigos ya muertos,
dolía por piquetes imaginarios de abejas mentales
y cuando mi recorrido termina, lo encuentro:
Un felino enorme en mi colchón queen;
usándome como almohada.

Terrible fiera. Reposa pacífico,
consume todo mi olor, exhala aliento cálido y salvaje.
Me da escalofríos su presencia
y no sé cuándo piensa despertar.

Espero no despierte gruñón,
espero no me pida avena y jugo;
se marche pronto, sin incomodar, sin lastimarme.
Este león, no lo conozco, no podría decir sí es de confiar.

Detox

Por mi parte, será detox, vomitar primero tus brazos.   Los extrañaré, pero necesito que estén afuera.   Luego tus piernas, tu torso, tu bob...