¿Cómo es que haces que todo esto sea verdad?
Era un compleja pregunta y el árbol no tenía ganas de contestarla.
Rara vez alguien le hablaba; Pero eso no significaba que estuviera ferviente de hacer conversación con cualquiera (los árboles tienen diminutas necesidades sociales).
Dime, anda.
Seguía mudo.
Las ardillas, que apenas despertaban de sus siesta, la observan desde la tercera rama.