martes, marzo 08, 2011

Momentos: Yoga.

Cierren sus ojos y dejen que sus mentes se vayan; pero mi  mente nunca se va, prefiere quedarse en el cuartito lleno de personas acostadas. Se enfoca por un rato en el tapetito; es pegajoso, no sé cómo se llama el material, lo tuve que comprar morado porque la única otra opción era amarillo. No amo el morado, pero amo menos el amarillo. Me habría encantado encontrar azul.

Mis ojos espían a mi vecina, sus tetas caen hacia los lados; es interesante. Me pregunto si ella siente cómo sus tetas caen; ¿cuánto pesa una teta? Digamos, una teta C. No lo sé, lo más que he llegado es un B y creo que eran bras para adolescentes… supongo exageraban en los tamaños; cosa de autoestima, no lo sé.

El sonido de campanitas lo invade todo, una vez y otra y otra. Mis calcetines no son par. Siempre olvido eso, que yoga se hace sin tenis. Siempre es uno viejo y un no tan viejo, uno con líneas rojas y un completamente blanco, uno azul  y un rojo. Lo peor es cuando es uno chico y uno absurdamente grande; cuando un calcetín de mi hermano se ha colado en mi ropa por alguna razón, y por alguna otra razón yo he decidido ponérmelo. Me pregunto si las otras chicas de la clase me juzgan por esto, me pregunto si en sus “meditaciones” ellas tratan de imaginar mi, seguramente, triste vida.

Respiren profundo y lo hago. Por fin, en menos de dos minutos podré ir a casa, tranquila por haber hecho ejercicio. Amaría volver a nadar, es horrible no poder; causas absurdas médicas. Cuando nadaba mi mente no se tenía que ir, era el mundo entero el que desaparecía. Yo me sumergía en frío líquido y me dedicaba a tratar de no morir: Uno, dos, tres, respiro, uno, dos, tres respiro... Cuando ya llevaba tiempo asistiendo a la alberca podía lograr: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, respiro. La vida se convertía en números y oxígeno. Era lindo. Perfecto para mí.

Namaste. La chica de las tetas se levanta con gracia, sus tetas se acomodan solitas. Paso la toalla por mi frente, más por presión social que por necesidad, el sudor ya se ha secado solo.

Capaz

Dice que soy todo el ruido que quiere escuchar. Todo el silencio por el cual quiere ser devorado. Dice que soy un mar profundo, lleno de vid...