Recuerdo como eran mis pies sobre tu piso; eran descalzos y rápidos.
Danzantes y algunas veces quietecitos.
Recuerdo que mi piel sobre tus cobijas era fría; pero aun así, rara vez buscaba vestirse.
Recuerdo que mi estómago se llenaba de arroz blanco y salsa de soya…
Y todo era, por horas y horas, era feliz.