No te pude decir (porque ya te habías ido) que mi piel se fracturó con tu partida.
En ese último instante mi cuerpo se colapsó, convertido en diez mil pedacitos asimétricos (como la ventana del comedor cuando fue penetrada por esa pelota de tenis).
No se me ocurrió cómo informarte que este cuerpo que amaste, había quedado esparcido en metros y metros de pavimento, reseco, por no haberme permitido llorar.
Sin ti, la estructura de mi organismo, pierde todo sentido (me convierto en polvito molesto, que lastima los ojos... como la cal).
No te pude decir (porque ya te habías ido) que no me gusta, pero nada, que te alejes.