Empezó con una estrellita en la frente;
pero la estrellita no se entregaba sí el niño había sido descuidado
y se había salido de las líneas.
Empezó con la crayola circulando el dibujo de la pelota más chica;
había tres de donde elegir: una chica, una grande y una mediana.
Y la estrella se dio, se colocó en la frente.
Cada puntito tenía un número; se deben unir, en orden, del uno al diez.
La estrella era dorada o plateada y brillaba mucho.
El zapato izquierdo, iba pie izquierdo; el derecho al derecho.
Una filita del más chico al más grande (tomando en cuenta sólo la estatura).
Empezó con Para cuántos me alcanza y con Para cuatro;
Cuatro diminutos dulces fueron colocados en dos diminutas manos,
y tres monedas son sustraída.
Sí todo salió bien ese día, la estrella era portada con honor.
Los padres la apreciaron, el niño la cuidó.
Todo empezó con una lonchera relleda de un sandwich de jamón y queso;
pepinos cortaditos, acompañados de limón, una naranja o una manzana
y un juguito con popotito blanco.
Todo empezó con uniformes planchados,
Zapatos boleados, calcetines blancos y el nombre bordado en el suéter.
Sellito de abejita sobre las tareas terminada,
Una estrellita dorada en la frente.
Y la felicidad de transformó.
La felicidad se hizo una estrella de papel con adhesivo,
una mayor cantidad de dulces en las mismas manitas diminutas.
Más sellitos, menos líneas traspasadas, un mejor lugar en la fila
(nunca ser el primero, el primero es el más expuesto y el menos fuerte).
La vida cambió,
todo empezó por cositas tan pequeñas;
diseñadas para una personita pequeña por las personas que ya eran grandes y serias.
Todo empezó por salir de casa y ir a confrontar el mundo.
Un mundo que tiene muchas líneas (siempre las ha tenido, siempre las piensa tener).
y en el cual hay cada vez menos estrellas para repartir...
pero la estrellita no se entregaba sí el niño había sido descuidado
y se había salido de las líneas.
Empezó con la crayola circulando el dibujo de la pelota más chica;
había tres de donde elegir: una chica, una grande y una mediana.
Y la estrella se dio, se colocó en la frente.
Cada puntito tenía un número; se deben unir, en orden, del uno al diez.
La estrella era dorada o plateada y brillaba mucho.
El zapato izquierdo, iba pie izquierdo; el derecho al derecho.
Una filita del más chico al más grande (tomando en cuenta sólo la estatura).
Empezó con Para cuántos me alcanza y con Para cuatro;
Cuatro diminutos dulces fueron colocados en dos diminutas manos,
y tres monedas son sustraída.
Sí todo salió bien ese día, la estrella era portada con honor.
Los padres la apreciaron, el niño la cuidó.
Todo empezó con una lonchera relleda de un sandwich de jamón y queso;
pepinos cortaditos, acompañados de limón, una naranja o una manzana
y un juguito con popotito blanco.
Todo empezó con uniformes planchados,
Zapatos boleados, calcetines blancos y el nombre bordado en el suéter.
Sellito de abejita sobre las tareas terminada,
Una estrellita dorada en la frente.
Y la felicidad de transformó.
La felicidad se hizo una estrella de papel con adhesivo,
una mayor cantidad de dulces en las mismas manitas diminutas.
Más sellitos, menos líneas traspasadas, un mejor lugar en la fila
(nunca ser el primero, el primero es el más expuesto y el menos fuerte).
La vida cambió,
todo empezó por cositas tan pequeñas;
diseñadas para una personita pequeña por las personas que ya eran grandes y serias.
Todo empezó por salir de casa y ir a confrontar el mundo.
Un mundo que tiene muchas líneas (siempre las ha tenido, siempre las piensa tener).
y en el cual hay cada vez menos estrellas para repartir...