miércoles, enero 19, 2011

Ella, las palabras y una ciudad.

No llora mientras por sus labios se escurren las palabras que un hombre le escribió.
Los labios recorren las sílabas con ternura, como si en vez de leer, besara.
Sus manos no tiemblan y la admiro; es hermosa siendo fuerte, es hermosa siendo nueva. 
Las palabras del hombre invaden el cuarto, golpean las paredes, se estampan contra la puerta.
Las palabras del hombre en la voz de la mujer que lo ama, leídas sin llanto, se convierten en una marejada.
Afuera, tranquila, solía dormir una ciudad; pero el ruido que genera la tormenta del cuarto la empieza a despertar; creo que estamos en peligro.

Esa carta lo ha cambiado todo...
mientras ella menos llora, mientras ella más hermosa se hace,
afuera, la ciudad más se mueve, más nos espera.

y cuando todo dentro del cuarto vuelva a la calma, veremos qué pasa.

Capaz

Dice que soy todo el ruido que quiere escuchar. Todo el silencio por el cual quiere ser devorado. Dice que soy un mar profundo, lleno de vid...