El mundo afuera estaba lleno de amigos deseos,
El mundo afuera aullaba esperando mi regreso.
Por eso los diminutos mensajes bordados,
Por eso hornear la cena, poner la mesa
y la vida en silencio, tuvieron que esperar.
Perdonen Santiago, Alana, Xavier,
bebés imaginarios, planes compartidos;
Pero el mundo afuera hacia demasiado ruido
y no habrían podido dormir en calma.
La vida de ser su madre, tuvo que esperar.
El mundo se escuchaba sobre todo en las madrugadas,
La mente despierta deseando salir a toparse con él.
Las sábanas cálidas, el cuerpo a mi lado,
una almohada cómoda y la paz, no eran lo que buscaba.
Así que, lo siento, debían esperar.