martes, enero 25, 2011

Momentitos.

Perdida en pensamientos, imaginando mi piel siendo cortada;
Esta vez era el hombro, vidrio incrustado en él; un caramelo, nada dulce, que se fue contra mi cuerpo.
Sangre roja y alarmada, pero yo no lo siento, soy la persona calma que siempre he querido ser.
En el hospital, un hilo entrando y saliendo de mí; la carne resistiendo todo tipo de abuso.
Lo blanco del cuarto, mi epidermis unida, un hombre toma mi mano y promete que todo estará bien…

Una ambulancia pasa a mi lado, dentro de ella alguien muere o no;  el gato de Schrödinger.
La posible muerte o vida del pasajero me despierta.
Mi hombro sigue sin cicatrices, sin hilos, sin vidrio. Nada de mí sangra y nadie toma mi mano.

Llego al trabajo. 

Capaz

Dice que soy todo el ruido que quiere escuchar. Todo el silencio por el cual quiere ser devorado. Dice que soy un mar profundo, lleno de vid...