Debo escribir de muerte o intestinos,
de pus y sexo denigrante.
De mujeres con la cara iluminada por moretones,
hombres ebrios e inseguros, niños raptados.
Debo narrar todas esas cosas rebeldes:
penes sucios o conchas húmedas.
Lujuria aplicada al ahora,
y recuerdos obscuros de la pubertad.
Momentos de furia hormonal.
Instantes sucios esbozados por una mente tuerta.
No sobre conejos, no sobre arco iris,
no sobre deseos de bodas o miel o té.
Para ser leída debo violar mi mente,
Escurrir en flemas lascivas y sudorosas.