sábado, marzo 27, 2010

Yumm.

Mi alma ya no pasa hambre,
no tiene que contar monedas para comprar manzanas,
ni tiene que dormir siesta para olvidar el dolor del estómago.
Mi alma, ahora rechoncha,
se alimenta con la mejor pasta rellena de quesos,
se calienta con infusiones de flores y plantitas lejanas.
Carga chocolatitos y caramelos en sus bolsas.
Despierta y olfatea las frutas en el buffet,
se sirve huevos estrellados y pan tostado.
Mi alma no se siente débil;
Por primera vez en mucho tiempo está sobrante de energía.
Y es que tú me acurrucaste en tus brazos,
cuando ya no pude más me llevaste avena a la cama;
mi alma sin alimento no podía sostener la cuchara,
así que tú la dirigiste; Del plato a mi boca, al plato y a mi boca (otra vez y otra vez).
Nunca más dejaste que mi alma pasara hambre.
Así por las noches duerme (tranquila) y por los días pasea (feliz),
libre, agradecida, consciente de todo lo que tiene,
de todo lo que podría no tener, del hambre que no siente
y del hombre, ese hombre manjar que por fin ha calmado su apetito.

Detox

Por mi parte, será detox, vomitar primero tus brazos.   Los extrañaré, pero necesito que estén afuera.   Luego tus piernas, tu torso, tu bob...