Me dijiste “Tú eres bonita” y mi sonrisa volvió a nacer.
Llevaba tiempo de no escuchar esas palabras.
“Tú eres bonita”; y yo pensé que tal vez si lo era, pensé que igual mentías,
pensé que, la verdad, no importaba tanto; pero, que aun así, era lindo escucharlo.
Me hiciste feliz y en ese día nadie había conquistado tal faena.
Tres palabritas y sentí que podía seguir con la vida;
Con este caos de pasión disipada entre distancias,
“Tú eres bonita” me perdió en una historia alterna
(En donde el amor es sencillo y la ternura: casual).