El día empieza con el calor de tu piel;
eso siempre es primero.
Y luego la luz, la luz de las 7 de la mañana,
la luz de posiblemente se nos ha hecho tarde, pero a quién demonios le importa.
El día empieza con un beso.
Con tus manos recorriendo mi espalda
o tus brazos cobijándome por completo.
Los dos debemos llegar a nuestros trabajos.
Pero nadie corre, nadie salta de esa cama.
Aun cuando hay prisa, el día para empezar se toma su tiempo.
El día empieza con tu sonrisa y mi sonrisa,
dos personas se reencuentran después de una faena de sueños.
El día empieza perfecto.