Esa ave negra que viaja de mi hombro al tuyo,
Ave gorda que nunca nos ha explicado a qué viene.
Simplemente llega y susurra en nuestro oído enunciados perturbadores.
Esa ave siempre inquieta, siempre cruel, siempre molestada.
Que te dice que nunca llegarás a ser importante,
Que me dice que no tengo talento.
Que nos impide hablar con calma en reuniones.
Esa ave que pasó de tu hombro al mío cuando nací
Y que, desde entonces, compartimos sin quejarnos.
Esa ave negra que, más que los juegos, las navidades y los recuerdos,
Nos ha unido como hermanos.