Orejeras sobre mis oídos conformadas por conejos esponjosos (amontonados unos sobre otros,
con corazoncillos palpitantes); orejeras que me hacen chorrear de sudor porque vivo en Florida
y me impiden escuchar que en verdad me amas.
Una frozen pop, frozen porque la prefiero congelada en inglés que en español,
y pop como Lichtenstein pero más dulce y de muchas más frambuesas.
Frozen pop para compensar las orejeras, porque soy libra y así vivo.
Ojos de mood ring por siempre atascados en Marrón Nervioso.
Un anillo en la mano derecha y espacio para un anillo en la mano izquierda (wink, wink).
Dos piernas, como la mayoría de las personas y la minoría de los perros.
Una pañoleta amarrada a la cowboy para que los vecinos me teman... mentira,
no traigo pañoleta; pero debería tener porque soy mala y lo debo advertir.
Cabello hasta los hombros, hombros hasta el cabello, pies hasta el piso.
Piel resistente al agua, resistente al jabón, resistente a tus besos;
pero no a las navajas... ni a las uñitas de los gatos.
9812 días vividos. 28 dientes más cuatro cicatrices hechas por tres dentistas.
Piernas no largas pero aun así coquetas, brazos con pretextos para envolverte.
Espalda faltante de alas enormes e imponentes,
no de ángel o de paloma, sino más bien como del pegaso/unicornio de She-Ra.
Poros abiertos, poros cerrados; la piel suspirando hormonas y sal.
Un útero, supuestamente fertil, lleno de nada.
Vulva, clítoris, vagina... el paquete básico femenino.
Copitos de recuerdos atrapados en las pestallas, hacen a los ojos llorar.
Esporas de lejanos amigos causando estornudos.
Confeti atrapado en el cabello, evidencia de festejo temprano de cumpleaños...
Total yo, toda yo, enmarcada en madera dorada; sin vidrio para poder respirar;
Vestida rojo, con collares de cuentitas y un poco labial.
Una sonrisa casual, iluminación natural, un retrato inmortal hecho con palabritas.