Un siesta bajo delicadas cobijitas de sol,
unos ojos verdes tapaditos;
dibujando sueñitos tiernos y espumosos.
Una siesta compartida en un día para dos;
Perfecto, perfecto. Tranquilo momento.
El viento arrullando a los árboles para que duerman contigo.
Una siesta calladita,
con excepción de la melodía de mi sangre;
corriendo de arriba a abajo, de abajo a las mejillas.