El armadillo no entiende
y ella se siente segura.
El armadillo la observa,
es un animalito en verdad desagradable;
pero a ella no le molesta.
Se siente tranquila por su presencia,
por lo menos ya no está sola.
Teme a los hombres, no a la fauna salvaje.
Los hombres son la que la abandonan,
la que la cambian,
la que la olvidan.
La fauna sólo la escucha llorar,
a lo mucho la contemplan.
Y que te examinen,
y que te perciban,
y que te presten atención,
no es tan malo.
Que te digan: Mejor seamos amigos;
es siempre peor que garritas y un caparazón.
Te estimo, te quiero; pero no así.