lunes, noviembre 08, 2010

El verdadero gran quilombo.

Casi siempre los nombro como hombres; mis problemas. Pero la verdad es que rara vez lo son. Mis problemas son con la mortalidad y el desempleo. Son con las ganas de hacer las cosas a mi manera, con el no morir sola y con el nunca olvidar que debo reír y llorar.

Sobre lo de morir sola: A veces el no morir sola tiene que ver con un hombre; pero por lo general tiene que ver con no ser una mujer hipócrita y con no rodearme de personas que piensen que soy una mujer hipócrita o algo peor. Supongo que morir con un amigo a mi lado, con una amiga o con un hijo será igual de simbólico y hermoso que morir al lado de un hombre.

Lo del hijo: Casi siempre un hijo tiene que ver con un hombre; pero no siempre. Claro que, adoptar como madre soltera un niño, igual no es lo ideal, porque estoy casi segura de que sería una madre caótica sin un compañero que nivelara mis incoherencias; pero ¡vamos! de no tener ningún padre a tenerme a mí, quiero pensar que el niño ganaría algo.

Sobre posts de otros días: Creo que muchos días me es más fácil decir: estoy llorando porque no sé si algún día, algún hombre amará todo lo que soy… a: estoy llorando porque estoy estresada sobre mi futuro económico, el lugar en donde viviré en 8 meses y la calidad de vida que llevaré. Lo del hombre, aunque cliché, suena mucho más poético y es, para mí, menos doloroso.

Nombrarlos como hombres hace, de los problemas, algo mortal y superable.

Capaz

Dice que soy todo el ruido que quiere escuchar. Todo el silencio por el cual quiere ser devorado. Dice que soy un mar profundo, lleno de vid...