miércoles, junio 25, 2008

Filigrana

Incluso en la última ventana de mi apartamento el mar parece retumbar,
las cortinas cubriendo la posibilidad de imaginar una vida externa,
me siento con la espalda al mundo, la frente a mi blog.

El ruido estridente de las olas lejanas, rebota contra los abigarrados edificios,
una selección de verdes, morados y beiches erguidos de errado orgullo;
Y yo, pequenísima entre la chusma de cemento colorido,
ignorando lo que me rodea, enmendando el pasado.

Me siento aquí, mala postura en mi espalda, los ojos cansados,
y en la mano una diminuta aguja con un hilo largo y rojo.
Buscando en mi cajita olorosa a bambú todos los pedacitos que encuentro de ti.
Zurciendo mis recuerdos de los brazos a lo que me queda de tus manos,
tu cabello, uno a uno, tus lunares, tu fuerza,
tus ojos cerrados, tu boca callada,
intentando recrear tu flexibilidad y destreza para escurrirte a mi cama.

El océano con todo su ímpetu llama a mi ventana, pidiéndome que salga a olvidarte.
Y yo enfocada en mi tarea, cosiendo sin experiencia, agotada,
me pincho cada dedo tratando de restaurarte por completo.


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