viernes, enero 16, 2009

La Doctora

La Doctora pasa sus días viendo vulvas y labios “Si fuera una lesbiana- bromea consigo misma- esto sería un paraíso”; Pero sabe que no es verdad, aquello, sería paraíso de nadie. Cita tras cita de mujeres con amantes, con esposos, con bebés. Cita tras cita de mujeres completas, atrevidas, felices. Día tras día la Doctora debe afrontar su realidad: su falta de hombre, su ausencia de herederos, su dinero perfectamente ahorrado en una cuenta para las vacaciones nunca tomadas. Y si bien, de vez en cuando corre con la suerte de un caso de alguna virgen con quistes, la verdad es que las pacientes vírgenes son cada vez menos frecuentes.

Cierto es que a la Doctora se le han conocido novios y de seguro que algún amante ha permanecido oculto; Pero ningún anillo, ningún vestido blanco, ni siquiera algún error: puesto que ella siempre ha estado perfectamente empastillada para la infertilidad. Se arrepiente.

Su pared se va llenando de fotografías de niños pecosos o rubios, mientras que su escritorio mantiene a través de los años el mismo orden: Su computadora, papel para notas de algún medicamente, un recuerdo de Cancún dado por algún colega (que si tomó vacaciones), una fotografía de cada una de sus sobrinas (en total: dos) y una taza llena de lapiceros viejos y plumas.

La doctora sabe las estadísticas, a los 45 años un embarazo es riesgoso… y sobre todo a los 45 años un embarazo es imposible sin alguna versión de un hombre. La versión completa, 100% natural, imposible de conseguir (comprobado por casi 30 años de pruebas y esfuerzos)… la versión embotellada tan (incluso para ella) estéril.


Y así vive sus días la Doctora entre vulvas, labios y bebés perfectos ajenos; en el paraíso de nadie.

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