Me pregunto si me lees.
Y me pregunto, si es que me lees,
qué puedes pensar que anda pasando en mi vida.
Y me pregunto, si es que me lees,
qué puedes pensar que anda pasando en mi vida.
¿Odiarás a un amante imaginario?
¿Me pensarás cercana a otra boda?
Me pregunto si vienes acá,
mientras fumas o tomas,
y te dices que me odias.
A veces dejo palabras
solo para molestarte más.
Lo admito.
Uso el sinónimo más sucio,
la descripción más pegajosa.
Te imagino
(seguido)
iluminado por una pantalla,
descolocado,
mal informado.