lunes, noviembre 10, 2003

Uno de esos días, en los que despiertas a las 6 de la mañana, después de 3 horas de mal sueño. Despiertas a terminar un trabajo, sabiendo que después de entregarlo, debes terminar otro y aparte escribir 6 hojas de ensayo sobre la poesía uruguaya del 900 (si, así es. Seis hojas sobre la poesía uruguaya del novecientos).
Uno de esos días en lo único que realmente puedes pensar es que extrañas. Que exactamente no sabes qué cosas extrañas pero extrañas.

Y te duele la cabeza
(y no hay nadie que aplique el clásico ¨te la saco¨),
y quieres rendirte e irte a tu casa,
y ya no quieres conocer más uruguayos quieres regresar con tus mexicanos (más vale malo conocido que bueno por conocer... ji ji ji).
Quieres tomarte una guiness,
quieres dormiren tu casa con el chico con el que solías dormir.
Quieres ver a los delfines en la playa.
Quieres un café como te gusta.
Quieres tacos de pescado.
Quieres no extrañar tanto, porque sabes que falta tiempo.
Quieres no tener que escribir 6 hojas sobre la poesía uruguaya del novecientos.
Quieres irte a acampar a la baja.
Quieres ir al cine de San Diego con tu hermano,
quieres tostilocos,
quieres que Juan Carlos te explique Matrix,
quieres conocer a la novia de Pablo,
quieres saber de quién diablos habla Cosette en su blog,
quieres saber qué ha sido de Leonardo,
quieres leer los poemas de Lorena....

...pero no quieres hacer el maldito ensayo de la poesía uruguaya del novecientos...

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