martes, mayo 19, 2009

Días de tormenta.

Los pies helados y las manos frotándose entre ellas.
Las ventanas frías enmarcan a los árboles que,
afuera y sin posibilidad de entrar, pelean contra el viento;
con sus raíces frías y frotando sus ramas entre sí.
No sé qué será de las víboras, o de las ardillas.
No sé en dónde dormirán hoy los patos.
Estos días de tormenta nos esconden a todos;
excepto a los árboles que no saben huir.

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