martes, julio 28, 2009

Y habrá un final feliz.

El cigarro, diminuto ya, pero aun encendido;
se paseaba tanto como él.
Él recorriendo el pasillo una y otra vez,
el cigarrillo de la boca al aire, siempre sujeto por la mano derecha.

Los puffs iban y venían con ansiedad.
Para ella, era redundante fumar en ese clima,
por qué uno querría introducir al cuerpo aun más temperatura).

Se desesperaba con él.
Deja ya eso, es un vicio inútil - decía.
Inútil, he ahí una palabra sumamente repetida estos tiempos:
Inútil pasatiempo (sus videojuegos).
Inútil persona (su hermana, su madre, su cuñado, el vecino).
Inútil paseo (aquella vez del restaurante).

Ya era tarde, pero la noche aun no lograba refrescar.
Por toda la ciudad cuerpos desconocidos llenaban sus respectivas sábanas de sudor.
(Tal vez debería dejar de fumar, tal vez eso ayudaría...
la haría un poco más feliz, un poco menos triste, menos furiosa).

Su caminata colérica, usual después de las peleas;
se había alargado de manera irregular.

No volvía y él esperaba, repasando una y otra vez la disculpa.
Succionando una y otra vez del cigarrillo.
Pidiendo una y otra vez perdón en su mente;
(Rogando, tomando su mano, tocando su mejilla).

Más cigarro, más paseo por el pasillo, y miradas casuales a la entrada.
(En su mente ella aceptaba, entendía y se convertía en una mujer distinta...
más como la que era hace años, menos como la que ahora quiere hijos y matrimonio).


Ella no regresa, y no piensa regresar
Ha tomado un taxi y va camino a casa de su hermana.
No lleva consigo cartera y tendrá un accidente.
No morirá ese día; sino en 58 años más, viuda y con 10 nietos.
Conocerá a un paramédico (Andrew).
(Andrew, Andrew, Andrew - canta s su mente)
El doctor cose su frente y ella piensa en el futuro.


Él tendrá una llamada a media noche: Ella diciendo adiós.
Y será libre de comer, hacer y jugar cualquier cosa; Su propio final feliz.

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