martes, enero 11, 2011

Cuando sea grande…

Siempre quise ser un demonio,
piel hirviendo y pensamientos sucios.
Siempre quise ser genial en la cama,
incluso cuando no sabía lo que en la cama se hacía.

Quería ser fácil de recordar,
difícil de explicar a otras mujeres.
Quería ser deseada aun cuando no entendía el fin del deseo;
alimento para el alma, lo pensaba.

Quería figurar en sueños, sueños nunca admitidos.
Quería ser o sentir algo, algo específico, algo cruel y maravilloso.
Cabello despeinado, diminutos moretes,
labios rojos, sonrisa; siempre quise ser un demonio.

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