lunes, abril 25, 2011

Luka, Staff

Mi escrito para Palabras Domingueras; tema: Muertos que siguen viviendo.

Luka, Staff
Gazillion Bubble Show. Nuestro querido Yang, un hombre poseedor de 16 records mundiales (relacionados con burbujas de jabón), estaba haciendo todo por entretener a los espectadores cuando el fin del mundo empezó. Supongo que el apocalipsis no podía esperar, no le importaba mucho nuestro espectacular final: Burbujas, música tecno, humo y láseres (era todo lo que hacía valer el boleto).

Domingo de Resurrección, los niños se divertían, los padres disfrutaban del día libre, o por lo menos fingían disfrutarlo. Para nosotros era trabajo pero, hay que admitir, la estábamos pasando bien. Pablo (el siempre pacheco) estaba en el cielo. Yo por fin tenía un radio, “STAFF” bordado en la espalda de mi polo, “Hola, mi nombre es Luka” en un botón en el frente, sobre mi diminuta teta izquierda; lo más cercano al corazón. Estaba empezando mi independencia, mejor sueldo, más horas, enorgulleciendo a mi madre, siguiendo mi sueños y de la nada el mundo hizo ¡Pup! (Ese es el sonido que hace el mundo cuando decide extinguir una raza).

Yang narraba a la audiencia una historia falsa sobre una sobrina que ni siquiera existe. En esta mofa Anny le pedía una navidad llena de nieve; como Falsa-Anny vivía en Hawái (¿y, por qué no?)la nieve no era una opción realista, sin embargo, Yang tenía algo aun más especial para ella: ¡Burbujas! ¡Muchas, muchas burbujas! ¡Un Gazillion de burbujas!

“Cue machines! Cue fans!”
La voz de Xavier se escuchaba en nuestros radios.
“…Cierra tus ojos le dije a Grace…”  
Mientras la voz grabada de Yang llenaba la sala.
“Lights off! Machines and fans on!”
“…Y ahora… abre tus ojos”
“All lights on!”  
y todo el teatro estaba lleno de pequeñas burbujas, una jabonosa blanca navidad… en Domingo de Resurrección.

All lights on, y el infierno se nos vino encima.
All lights on, el último enunciado de mi vida normal.

El terrible llanto. El dolor. Un hombre comiendo un niño.
 “¡Fuck!”  
La voz de Xavier chilló en nuestros auriculares.
“¡Fuck! ¡Mierda! ¡Llamen a seguridad! ¡Mierda!¡La puta… ”  

Sangre por todos lados, más gritos, niños llorando, las madres protegiéndolos. Claro que hubo uno que otro que quiso ayudar, claro que esos mismos fueron los siguientes en morir. Diminutas burbujitas les caían mientras eran masticados en vida. Las delicadas esferas se reventaban al tocar los cadáveres.

Los no-héroes, como yo, decidimos que era mejor salir del teatro. Así que nos fuimos. Lamentablemente afuera no el lugar en el que uno debía estar buscando la seguridad. La ciudad nos llevaba ventaja; de idiotas nosotros atrapando burbujas y aplaudiendo los bailes de Yang, mientras en otros lugares las personas se comían unas a otras, el fin del mundo ya llevaba más de una hora sucediendo.

No sé qué fue de Yang, dudo que habilidades para hacer burbujas ayuden mucho en esta nueva clase de sociedad. No sé qué pasó con Pablo, asumo que murió. Ese día, por algunas horas más, me seguí comunicando con Xavier. Luego la pila de mi radio se terminó; asumo que, eventualmente, fue en búsqueda de su esposa.

Cuatro semanas y estoy sola. Mañana saldré a buscar más comida, temo morir; pero quedarme aquí con hambre no es factible. “Hola, mi nombre es Luka”, todavía uso el botón, creo que es lindo; si llego a morir, convertirme en uno de ellos, por lo menos seré educada y las personas podrán saber el nombre de la chica que les está comiendo las piernas o los brazos.

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