viernes, mayo 02, 2025

Vidrio marino

Dos veces al año nos juntamos. Nuestra pequeña tradición para acomodar planetas, historias, hombres y mujeres. 
Para lograr que todo vuelva a la escala correcta.

Se ríe a carcajadas cuando le cuento sobre el último hombre que me prometió algo. 
Hace preguntas, confundido por lo que imaginé, por lo que creo que él estaba pensando.

Él, que también es hombre, intenta darle un contexto. Pero no es como ellos, y su contexto siempre es más sano, humano, real, amigable y tierno. 
Y se nos escapan las otras personas, pero es rico dejarlas ir. No entenderlas por completo. 

Yo me espanto de sus mujeres. Qué intensas parecen cuando alguien más te las cuenta. Qué frías, atrevidas e irresponsables suenan. Intento imaginar sus formas de querer, los códigos, los miedos que las hacen reaccionar como yo juro que nunca hubiera reaccionado. 

Al menos eso me digo, que soy diferente, que al amar simplemente amo.

Pasamos horas narrando, disfrutando. Como niños en la playa que se pasean buscando caracolas, cangrejos o vidrio marino; buscamos en el pasado del otro pedacitos brillantes para guardar, momentos ridículos, amores chuecos, y seres absurdos. 

Y poco a poco se nos ajusta la vida. Nos sonrojamos por la cerveza, nos atragantamos con las burlas. Nos preguntamos si estamos bien. Y nos prometemos nunca dejar de intentarlo. 

Nos damos un beso, un abrazo, y nos despedimos. Cada uno para su lado. 

No hay comentarios.: