Te imagino
robándome el aliento,
segundos antes de llevarte
la noche entera,
con todas las luces de la calle,
las estrellas.
robándome el aliento,
segundos antes de llevarte
la noche entera,
con todas las luces de la calle,
las estrellas.
Te imagino
borrando el tiempo
entre la última cerveza
y la siguiente mañana.
Y me imagino,
entregándote mis cartas,
para que, al menos por unas horas,
sepas exactamente
la mano que jugaba.