Después de todo,
no empezaremos desde cero.
no empezaremos desde cero.
Empezaremos desde dos divorcios,
desde varios corazones rotos,
de las veces en que nos dejaron antes de lo pensado
y de las veces en que nos fuimos a tiempo.
Empezaremos después de heridas
por jugar rudo,
de palabras que intentaron lastimarnos
y de palabras que lo lograron.
Desde un parto caótico y ensangrentado
que dejó una anécdota
y un hijo
que casi siempre cuido
y que aún no conocerás.
No empezaremos desde cero,
sino desde donde estamos:
con grietitas en los recuerdos,
con palabras directas y tiernas,
con cuerpos que conocemos,
deseos acumulados.
Empezaremos así,
completos,
aunque a veces cansados,
con la suavidad suficiente
para volver a intentarlo.